
En medio de una profunda crisis económica y social, el presidente Javier Milei emprende un nuevo viaje a Estados Unidos con la esperanza de obtener respaldo financiero y político. Mientras en Argentina crecen las protestas por la inflación, los salarios devaluados y la falta de respuestas concretas del Gobierno, el mandatario vuelve a priorizar la escena internacional, alejándose una vez más de los problemas cotidianos que enfrentan millones de argentinos.
El jefe de Estado arribará a Washington en un vuelo especial, donde se alojará en la residencia oficial Blair House. Allí lo espera una agenda que combina actos protocolares y reuniones políticas, siendo el encuentro con el expresidente Donald Trump el eje central del viaje. Según se informó, ambos líderes mantendrán una reunión bilateral para tratar temas económicos y un posible apoyo financiero a la Argentina, aunque sin precisiones sobre qué tipo de asistencia se busca ni en qué condiciones.
La visita incluye además un almuerzo de trabajo en la Casa Blanca y una ceremonia en homenaje al activista de derecha Charlie Kirk. Estos actos, de fuerte carga simbólica, contrastan con la situación en el país, donde la pobreza supera el 55% y la recesión continúa afectando el empleo y el consumo.
Desde distintos sectores políticos y sociales se cuestiona el costo y la finalidad de este nuevo viaje presidencial, en un momento en el que el dólar continúa en alza, los alimentos no dejan de aumentar y las promesas de reactivación económica parecen cada vez más lejanas. Mientras Milei busca apoyo en el exterior, la incertidumbre y el malestar crecen puertas adentro.