El escenario económico internacional vuelve a tensarse tras las recientes declaraciones del gobierno chino, que acusó a Estados Unidos de mantener un “doble rasero” frente a las amenazas del expresidente Donald Trump de imponer un arancel adicional del 100% a los productos procedentes del país asiático. Desde el Ministerio de Comercio de China aseguraron que el país está dispuesto a aplicar “contramedidas” si la medida se concreta, subrayando que no teme una posible guerra comercial.
Las tensiones se reavivaron luego de que Trump criticara la decisión de Pekín de endurecer las normas sobre la exportación de tierras raras, materiales fundamentales para la producción de tecnología avanzada. El exmandatario acusó a China de actuar con hostilidad y advirtió que podría cancelar una reunión prevista con el presidente Xi Jinping. Sin embargo, en un tono más conciliador, afirmó días después que Estados Unidos no busca perjudicar a China, sino ayudarla a evitar una recesión.
Estas declaraciones tuvieron un fuerte impacto en los mercados financieros, con una caída del 2,7% en el índice S&P 500, la más pronunciada desde abril. El episodio reavivó los temores de una nueva guerra comercial entre las dos mayores economías del mundo, apenas unos meses después de que ambas naciones acordaran reducir los aranceles mutuos.
China respondió con dureza, señalando que Washington ha abusado del concepto de “seguridad nacional” para justificar restricciones comerciales y sanciones, mientras defendió sus propios controles sobre la exportación de tierras raras como medidas legítimas de protección. Pekín reiteró su postura: no busca una guerra arancelaria, pero tampoco la eludirá si se ve obligada a responder.
A la espera de una eventual reunión entre Xi y Trump, el clima internacional se mantiene expectante, con los mercados y observadores atentos a los próximos movimientos de ambas potencias.
